Vida Familiar

Uso de pantallas en niños, niñas y adolescentes ¿Debemos limitar su uso?

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Con los años se ha expandido la existencia de múltiples evidencias sobre los efectos adversos de las pantallas sobre el sueño, la dieta, la interacción social y la vida familiar.

Es importante considerar la actual situación de pandemia, que obliga a confinarnos en nuestros hogares, alejados físicamente de otras personas y sin acceso a actividades recreativas en el exterior. Numerosos artículos informan que ha habido un aumento considerable en el número de usuarios diarios de plataformas digitales y como esto podría influir negativamente en los niños.

¿Qué dicen las investigaciones?

El foco de las investigaciones en un comienzo estuvo centrado en buscar una asociación de su uso con el sedentarismo y la obesidad, sin embargo, este se ha ido modificando y ha logrado desplazarse, hacia la evaluación de algún impacto (positivo o negativo) sobre el desarrollo cognitivo, deterioro en el bienestar emocional, incidencias en depresión o ansiedad, desarrollo del lenguaje y atención y trastornos del sueño.

En el 2018, el Colegio Real de Pediatría y Salud del Niño del Reino Unido publicó la primera guía sobre uso de pantallas, arrojando como principales resultados que, en el ámbito de la nutrición, existirían daños considerables en contribuir a generar mayores grados de obesidad y una peor calidad en la dieta. Mientras que, en el ámbito psicosocial, influiría negativamente en la calidad de vida y la generación de un peor estado de ánimo.

Los resultados de diversas investigaciones han permitido el desarrollo de recomendaciones sobre el uso de pantallas en niños, fijando la mayoría de ellas un límite “seguro” de consumo de 2 horas al día.

Recomendaciones de exposición a pantallas por rango etario:

Menores de 2 años: Los niños se encuentran en pleno proceso de desarrollo cognitivo y dependen fuertemente de la interacción con adultos para desenvolverse. Antes de los 18 meses, está desaconsejado su uso. Para niños de 18 a 24 meses. Uso ocasional, bajo supervisión de contenidos (video-chat permitido).

Niños de 2 a 5 años: El desarrollo de este grupo etario se basa, fundamentalmente, en la interacción social y en juegos no digitales; por lo tanto, se recomienda no exceder una hora diaria de uso.

Niños preescolares y adolescentes (de 5 a 18 años): Se caracterizan por tener la tecnología incorporada en su vida cotidiana y por “vivir conectados”. Se recomienda un uso diario máximo de hasta 2 horas.

Factores de riesgo de la utilización de las redes sociales en el comportamiento de los adolescentes;

-Estimular el consumo de sustancias (ej.: alcohol y otras)
-Fomentar los trastornos alimentarios.
– Práctica del Sexting (Envío de mensajes o imágenes de contenido sexual propios o de terceros)
– Exposición al cyberbullying (Ciberacoso)
– Trastorno del juego (Gambling disorder, caracterizado por desconexión de la realidad, trastornos del sueño y/o del apetito y uso compulsivo de videojuegos)

Es importante dentro de todos los rangos etarios seleccionar contenidos y usarlos bajo supervisión de los padres en tiempos acotados. Se debe tener en cuenta que, mediante el uso correcto, es posible fomentar hábitos saludables, como la lectura en familia y adquirir ciertos aprendizajes usando aplicaciones (apps) educativas de contenido seleccionado. Es por lo que el rol de los adultos es fundamental para evitar los perjuicios asociados al uso inadecuado de la tecnología.

Recomendaciones:

– Comunicación abierta con sus hijos.
– Establecimiento de pautas de uso responsable junto con sus hijos.
– Fijar límites en cuanto al tiempo de uso y al tipo de dispositivos permitidos.
– Asignar “tiempo protegido” para la actividad física regular y un descanso adecuado.
– Establecer un lugar dentro de la casa que no contenga pantallas y un plan de uso familiar.

No se recomienda lo siguiente:

– El uso de pantallas digitales antes de dormir, durante la alimentación o simplemente para calmar a los niños.
– El consumo de contenidos violentos o inapropiados para la edad del niño.
– Que la tecnología no desplace actividades sociales ni el juego al aire libre.
Todos los niños y adolescentes necesitan tener un tiempo de descanso adecuado, actividad física razonable y una parte del día sin uso de tecnología. Los padres deben ser los responsables de elegir las aplicaciones utilizadas por niños y niñas, probarlas y jugar junto a ellos.

Para tener en consideración.

La mayor atención ha estado históricamente enfocada en el efecto que tienen las pantallas sobre niños y jóvenes, sin embargo, no hay que olvidar que gran parte de los adultos pasamos muchas horas en el trabajo y en nuestra casa mirando una pantalla de computadora, tablet o celular. En este sentido, una revisión sistemática del 2015 documentó que el factor más importante para reducir el tiempo de pantallas en niños y jóvenes es que sus padres disminuyan su propio tiempo frente a estos dispositivos.
Si muestra alguna preocupación por el tiempo de exposición a pantallas de su hijo/a, es importante que lo mencione al pediatra, con quién se tiene contacto periódico y un vínculo de confianza con la familia, y esta es la herramienta fundamental para aconsejar e intervenir en casos de riesgo, considerando la derivación con un especialista de salud mental que les pueda apoyar en este proceso.

 


Material elaborado por Psicóloga Natalia Hinojosa Montecino, Magíster en Psicología Clínica, diplomada en Psicoterapia Sistémica Infanto-Juvenil y con formación en Psicoterapia Sistémica, Terapia Centrada en Soluciones.

Referencias

1. Subcomisión de tecnologías de información y comunicación. Bebés, niños, adolescentes y pantallas: ¿qué hay de nuevo? Arch Argent Pediatr 2017;115(4):404-406.
2. Gavoto, L., Terceiro, D., & Terrasa, S. A. (2020). Pantallas, niños y confinamiento en pandemia: ¿debemos limitar su exposición? Evidencia, actualización En La práctica Ambulatoria, 23(4), e002097.
Recuperado a partir de http://www.evidencia.org/index.php/Evidencia/article/view/6897
3. Twenge, J., & Campbell, K. (2018). Associations between screen time and lower psychological well-beingamong children and adolescents: Evidence from a population-based study. Volume 12, December 2018, Pages 271-283.
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LAU-CL-00103-12-2022